24 nov 2008

Soledad...

La frialdad de esta pequeña ventana
congela mis dedos en la agonía
de tu silencio, lejano e intransigente
con este visitante,
que acude a las citas
que sin previo acuerdo,

se han transformado en nuestra razón de vida.
Pensaré que estás del otro lado...
saboreando un rico capuccino,
mientras yo, añoro un roncito del Caribe.
Seguiremos en la conversación nocturna
cuando ya el cansancio agote mis últimos suspiros
de un cansado día de caminar sobre alfombras blancas
que cubren la ciudad,

con sus temperaturas de menos grados
que invitan a pensarte junto a mi,
acariciando mis manos, mientras yo me interno
bajo las telas azul violeta que visten nuestra alcoba.

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